martes, 30 de marzo de 2010

OCTAVO CAPÍTULO

OCTAVO CAPÍTULO DRAMATURGIA

SIGAMOS ADELANTE:

3.- EL DIÁLOGO TEATRAL DEBE ADELANTAR LA ACCIÓN
Esta característica del diálogo es quizás la más difícil de entender. La primera vez que yo lo oí en clase de Hugo Argüelles pensé que era contar lo que va a suceder después, hasta que pasó mucho tiempo entendí de lo que se trataba. La dificultad viene de la palabra acción. El teatro es acción, la palabra drama quiere decir acción. Acción en teatro son los cambios que se presentan en la historia o en los personajes a partir de instalarse un conflicto. Adelantar la acción es conocer paso a paso como se va dando ese conflicto y los cambios que origina. Cada vez que hable alguno de los personajes vamos a saber un poco más de la historia, del conflicto o de él mismo. Eso es adelantar la acción. Imaginen que la acción es un ferrocarril. Este deberá cruzar el escenario. Primero aparecerá la máquina, después irán apareciendo vagones de carga, de pasajeros, el carro comedor, los carros pulman y por último el cabús. La acción empieza con la máquina, después vamos viendo cada uno de los carros, su color, su altura, lo que se ve a través de la ventana, siempre será algo distinto pero siempre formando parte de la unidad.

¿No quedó claro? Sospecho que no. Les daré otro ejemplo, este más sencillo: Juan y Estela se encuentran, se gustan, ella le coquetea, Juan se acerca y le pregunta la hora, ella dice que las ocho de la noche, platican, él la invita a un café, en la cafetería se enteran que los dos estudian la misma carrera, Juan para festejar esto la invita a bailar, ella acepta, bailan primero separados y después muy juntos, él la besa, a la salida le dice que quiere estar a solas con ella, van a un hotel, se aman, ella queda embarazada, él no acepta la paternidad, dice que no es el único hombre que se ha acostado con ella, Estela jura que era virgen, él se burla de ella. Estela desesperada lo mata y después se mata a si misma.....Un clásico melodrama del cine nacional de hace unos cuantos años. Cada escena va a adelantar la acción, en cada una de ellas nos enteramos de algo nuevo. Podrían haber quedado como amigos después de tomar el café y que no sucediera nada más.

En este momento ustedes deben inventar una historia como ésta; díganla de pie, cada vez que suceda algo caminen un paso. Verán como adelantan.

Más ejemplos para que quede claro. Ejemplos de textos teatrales. En el primero los hombres se indignan por el abuso que hacen de ellos sus esposas.



ANTONIO.- (A Pedro) ¿Traes la laniza?

PEDRO.- No, dijeron que no.

JACINTO.- Eso no es posible, cómo carajos...

PEDRO.- Se encabronaron por lo de la jarra y los gritos.

JACINTO.- Esto ya llegó al límite de lo aceptable. ¿Qué quieren de nosotros? ¿No les basta conque hagamos la casa, que vayamos al mercado, que seamos sus choferes? En fin, todo.

ANTONIO.- Te faltó decir que les damos nuestro sueldo íntegro. Bueno, Jacinto y yo.

PEDRO.- Yo trabajo de otra forma.

ANTONIO.- Esto nos pasa por dejados, les dimos la mano y se tomaron el pie.

PEDRO- Tenemos que hacer algo, lo único que les falta es que nos peguen.

ANTONIO.- Eso de que les falta...

PEDRO.- ¿Te han...?

ANTONIO.- Sí.

PEDRO.- ¿Y tú te has dejado?

ANTONIO.- Son dos contra uno.

PEDRO.- Esto es anticonstitucional.

JACINTO.- Lo que es a mí ya no me la vuelven a hacer. ¡Esto se acabó! De hoy en adelante...

ANTONIO.- Durante siglos el hombre dominó a la mujer, ¿qué ha sucedido con nosotros?

(EL PODER DE LOS HOMBRES, de Tomás Urtusástegui)



Pondré otro ejemplo para que no quede ninguna duda: Dos niños recorren un sótano de un edificio de Tlatelolco después de la matanza de 1968.



REY.- Por aquí. Ven.

REYNA.- ¿Oíste?

REY.- ¿Qué?

REYNA.- Ruidos. ¿Qué sería? Uy, todo esto está lleno de polvo.

REY.- Es que hace mucho que todo está abandonado.

REYNA.- Cuántas telarañas hay por aquí.

REY.- Ya...En todas partes hay telarañas.

REYNA.- Pero aquí hay mucho más. Mira. Algo se movió por allá. ¿Sería un ratón? Ay, Rey. Mejor no hubiéramos venido.

REY.- Ya...Cómo mueles.

REYNA.- Pudimos ir mejor al cine, pero todo por tu famosa colección de casquillos. Ay, mira. Ya me manché la blusa.

REY.- Tú querías venir conmigo.

REYNA.- Yo te dije que como tú quisieras. Y tú me trajiste.

REY.- Ayúdame a buscar en el suelo. Por aquí dispararon muchos tiros y debe estar lleno de casquillos.

REYNA.- Tú cómo sabes. ¿Quién te lo dijo?

REY.- Tengo un amigo que tú no conoces. El sabe muchas cosas. A veces me regala un cigarro y me deja ver sus revistas. El me ha dicho que el relajo duró casi dos días. Que los disparos seguían oyéndose después...sin parar...rebotando en los edificios. Ven. Vamos a buscar por allá.

(LA FÁBRICA DE JUGUETES, de Jesús González Dávila)

Un ejemplo más:



MAOLÍN.- No te rías. Fabatán es vengativo.

SIRAL.- Y por tus preocupaciones infundadas se te olvidó el día de hoy enviar las pequeñas nubes que colocas sobre los picos nevados de Suiza. ¿Qué van a dibujar los pintores y qué van a retratar los fotógrafos? Contesta. No hay que ser inconsecuentes con ellos.

MAOLÍN.- Mañana las mandaré.

SIRAL.- No, las mandas hoy mismo, nada de hacer esperar a los demás.

MAOLÍN.- Está bien, tú ganas como siempre; en un momento enviaré unos cuantos cirros. ¿Estás de acuerdo?



EL FABRICANTE DE NUBES de Tomás Urtusástegui



Tan importante como conocer las características del diálogo teatral es saber los errores en que se puede caer. El usar equivocadamente el color o el carácter nos llevarán a no aceptar al personaje. Si en lugar de adelantar la acción la detenemos- DETENER LA ACCIÓN- se pierde el ritmo y sobre todo el interés del público. Se detiene la acción por varios motivos.

1.- Didácticos: Cuando el autor escribe de más o se sale de la acción para informarnos algo que considera importante pero que no tiene nada que ver con la obra. Esto sucede sobre todo cuando se tiene una intención didáctica. Por medio del teatro muchos autores nos quieren explicar desde cómo limpiarnos correctamente los dientes a cualquier tesis filosófica pasando por las matemáticas o la geografía.

2.- Placenteros: Cuando uno empieza a escribir teatro y pone a dialogar a sus personajes y estos lo logran, uno se entusiasma y sigue escribe y escribe para que ellos sigan hablando. Aplicando color mexicano decimos que nos picamos.

3.- Presunción: En otras ocasiones queremos demostrar nuestra erudición y llenamos nuestro texto de datos o de citas que no sirven a la acción de la obra.

Pondré un ejemplo burdo. Dos banqueros pelean porque uno de ellos se siente estafado. Esto es interesante. El primero, cuando se refiere al banco, donde fue la estafa, empieza a platicarnos de las posibilidades bancarias, de los intereses a un año, a dos, de las tazas, de los bonos financiables, del tanto por ciento, del IVA, de la tarjeta de ahorros, etc. etc. Con esta explicación detiene la acción y el público empieza a pensar en otras cosas y a moverse en su asiento. A él le interesa si un banquero va a meter al otro a la cárcel o le va a dar un balazo y no los porcentajes de interés bancario. Una muestra teatral de este defecto:



MANUEL.- Yo creo que lo malo es que no se hable. Porque, por no hablar, se fomentan complejos, antipatías y hasta rencores injustificados. Todavía hay muchos blancos que por el solo hecho de serlo se consideran superiores, y muchos prietos que se sienten deprimidos, avergonzados o resentidos.

DON RICARDO.- (Habla en tono doctoral) Eso sucede, porque la cuestión tiene de todos modos más importancia de la que queremos darle. El color de nuestra piel es siempre indicio del mayor o menor grado de la mezcla de la sangre. Y no porque ninguna de las razas que han entrado en la mezcla sea humanamente superior a la otra; pero no hay que olvidar de los desastrosos resultados que produce a veces el choque de las sangres. Precisamente hace un rato leía yo en este libro la carta que escribió a Felipe II el Virrey de Velazco, unos años después de la Conquista, cuando los primeros mestizos comenzaban a crecer y multiplicarse. (Toma el libro, busca la página) Sí, aquí está. (Leyendo) “Los mestizos aumentan tan rápidamente y muestran tan malas inclinaciones, tienen tal atrevimiento para la maldad, que son ellos, y no los negros, a quienes debe temerse".

(EL COLOR DE NUESTRA PIEL, de Celestino Gorostiza)



Párrafos adelante nos describe este mismo autor todas las posibilidades de cruza y los resultados de ella: albinos, mulatos, saltapatrás, etc. etc. Toda esta palabrería sirve para decir solamente que la hija anda con un prieto y eso a él no le gusta.



CRISPÍN.- He aquí el tinglado de la antigua farsa, la que alivió en posadas aldeanas el cansancio de los trajinantes, la que embobó en las plazas de humildes lugares a los simples villanos, la que juntó en ciudades populosas a los más variados concursos, como en París sobre el Puente Nuevo cuando Tabarín desde su tablado de feria solicitaba la atención a todo transeúnte, desde el espetado doctor que detiene un momento su docta cabalgadura para desarrugar por un instante la frente, siempre cargada de graves pensamientos, al escuchar algún donaire de la alegre farsa, hasta el pícaro hampón, que allí divierte sus ocios horas y horas, engañando al hambre con la risa; y el prelado y la dama de calidad, y el gran señor desde sus carrozas, como la moza alegre y el soldado, y el mercader y el estudiante. Gente de toda condición, que en ningún otro lugar se hubiera reunido, comunicábase allí su regocijo, que muchas veces, más que la farsa, reía el grave de ver al risueño, y el sabio al bobo y los pobretes de ver reír a los grandes señores, ceñudos de ordinario y los grandes de ver reír a los pobretes, tranquilizada su conciencia con pensar: ¡también los pobres ríen!

Y sigue otras tres cuartillas más para explicarnos el inicio de la obra.



LOS INTERESES CREADOS de Jacinto Benavente.



4.- DE PREFERENCIA EL DIÁLOGO TEATRAL DEBE SER SINTÉTICO
El teatro es de por sí una síntesis. El diálogo lo debe ser también, en especial en la época moderna donde ya no se admiten las grandes parrafadas. En tiempos pasados la gente podía asistir al teatro y permanecer en él tres a cuatro horas. Hoy es diferente.

Por otra parte al hacerse el diálogo sintético se gana enormemente en intensidad e interés pues se quita toda la paja con que antes adornaban cualquier texto dramático. El texto teatral anterior nos muestra ése antes, ése llenar de paja. Ahora bien, si un personaje necesita hablar mucho que lo haga, por eso puse “de preferencia” en este capítulo. El texto moderno puede ser como el que sigue:



CARMEN.- No tiene caso.

TILA.- Sería como...una despedida. ¡Eso es! ¡Una oportunidad más para que el joven regrese!

CARMEN.- No vendrá, nana. No vendrá.

TILA.- Vendrá.

CARMEN.- ¡Qué no!

TILA.- ¡Vendrá!

CARMEN.- ¡Es imposible!

TILA.- Usted no puede estar segura.

CARMEN.-¡ Tú tampoco!

TILA.- Yo sí.

CARMEN.- ¿Como?

TILA.- Es la última vez.

CARMEN.- ¿Y eso qué?

TILA.- Si realmente la quiere...es una oportunidad...para comprobarlo.

CARMEN.- El siempre lo dijo.

TILA.- Pero los años pasan.

CARMEN.- ¿Y si no es cierto?

TILA.- ¡Es!

(JUEGOS FATUOS, de Carlos Olmos)



Si escribiera Olmos como se hacía a principios de siglo probablemente su diálogo sería así:

CARMEN.- No tiene caso. Yo ya estoy preparada para todo esto, no en balde me he pasado semanas y meses enteros tratando...

TILA.- Sería como...una despedida. ¡Eso es! ¡Una oportunidad más para que el joven regrese!

CARMEN.- No vendrá, nana. No vendrá. Qué más quisiera que poder equivocarme, pero no, lo conozco perfectamente, no es la primera vez que actúa de esta manera ni será la última. Cuánto me arrepiento ahora de haber creído en él, de haber confiado en sus palabras. Todo era mentira.



Y etcétera, etcétera, etcétera.

Comparen ese diálogo de Olmos con el monólogo siguiente:



DON PEDRO.- (Se sienta junto a la mesa, tomando la carta) ¡Pobre don Eduardo!... ¿Quizá pida respuesta? ¡Qué disparate! Lo que pedirá será lo que yo no lo puedo otorgar...que hable a Matilde....que me empeñe...que la obligue...cosas imposibles... ¿Dónde habré puesto las antiparras? Cosas que no pueden hacerse sin ruidos...ya las encontraré...veamos sin embargo. (Lee) “Señor Don Pedro de Lara, etc. etc. ¡Nada de lo que usted me escribe me ha sorprendido y yo ya estaba preparado para semejante fallo! Mas vale así, porque unas calabazas exabrupto son difíciles de digerir..." lo que si me ha llenado de satisfacción y de gratitud hacia usted son las finas expresiones con que se sirve manifestarme lo que siente este desenlace..." y siendo aquéllas, en mi concepto, sinceras, me animan por lo mismo a solicitar de usted un favor..."Ya apareció el peine..." un favor de que va a depender la felicidad, quizás de su propia hija de usted, y es que cuando me presente otra vez en su casa...me reciba usted de lo peor...( Este monólogo continua dos cuartillas más)

(CONTIGO PAN Y CEBOLLA, de Manuel Eduardo de Gorostiza)

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