lunes, 22 de febrero de 2010

TERCER CAPITULO

TERCER CAPITULO CURSO DRAMATURGIA


Recibí muy pocas respuestas a las preguntas y a las ejercicios que pido. Ojalá y esto mejore pues es una forma de aprender importante.

Entre las respuestas hablan de colores, de silencios y de alguna otra cosa para lograr la comunicación humana. Y sí, tanto uno como otro nos comunican algo. ¿No se les ocurre algo más? ¿Han pensado que al despertar y oler el café y lo que les prepara su mujer de desayuno les está comunicando que los quiere, que se preocupa por ustedes? ¿Una caricia o un golpe no les comunica nada?

Hoy vamos a ver que los seres humanos nos comunicamos por medio de los cinco sentidos y no sólo el oído, donde entra la palabra y la música, o la vista, con gestos y expresión corporal.

¿Cómo se les ocurre a ustedes que nos comunicamos por medio del olfato? Ya puse un ejemplo. Escriban algunos dos o tres más antes de seguir leyendo.

Ahora vamos con el tacto. Denme muchos ejemplos positivos y negativos de esta comunicación que es la primera que recibe el niño al nacer. ¿Ya terminaron de escribir?

Sigamos con la vista. ¿Cómo nos comunicamos con el sentido de la vista? No, no como dicen que los ojos reflejan el alma. Un ojo pelón, sin párpados, prácticamente no nos comunicaría nada o muy poco. Alguna enfermedad como la ictericia. Quizá una dirección a la derecha, a la izquierda, arriba y abajo. Si se está vivo o muerto. En el segundo caso la pupila está totalmente dilatada. Pero es todo. El ojo pelón no transmite amor ni odio o alguna otra cosa. Hagan la prueba poniéndose un antifaz y traten de comunicar algo a alguien. No van a poder. ¿Entonces cómo se logra esta comunicación?

De muchas formas. Con gestos, con movimientos, con vestuario, con joyas, con maquillaje, con lo que nos rodea. Dime cómo vistes, como caminas, como es tu casa o tu coche, que te pones encima y te diré quién eres.

El oído ya lo vimos, nos falta el gusto. ¿En qué forma nos comunicamos con el gusto? Dímelo por escrito.

Y sí, nos comunicamos dándole a la otra persona algo que le guste de sabor como puede ser un postre o una copa de vino. También permitiéndole que nos lama nuestra piel. Suena muy erótico pero así es. Unos somos salados, otros tenemos otros sabores. Existe una canción que se llama “Sabor a mí” ¿La conocen?

Bien, ya tienen los cinco sentidos funcionando. Quiero muchos ejemplos de ellos, los más que puedan.

Y sigo con mi texto del manual de dramaturgia.

Ya terminaron? Vamos con el segundo ejercicio. Ahora traten de comunicarse con señas, con gestos, con expresión corporal. Si encontraron cincuenta sonidos de comunicación al menos deben de encontrar más de cien movimientos. Les daré algunos ejemplos antes de que me los pidan: Cerrar un ojo, sonreír ampliamente, mover la cabeza para decir sí o no, llevar el brazo hacia atrás para mentar la madre, decir adiós con la mano, cruzar los dedos para desear suerte, poner dos dedos en V para proclamar victoria, sacudir todo el cuerpo por el frío, cruzar una pierna marcando un número cuatro con la otra para demostrar que no se está borracho, poner una mano sobre el corazón. ¡Continúen ustedes!... ¿Fue todo lo que se les ocurrió? ¿No saben cómo decir a la distancia que les hablen por teléfono, que tienen ganas de ir al baño, que quieren bailar o jugar futball, decir de aquel que está loco, poner un dedo sobre la boca para imponer silencio, decirle con las manos a Juan, nuestro compañero que siempre llega tarde, que es un güevón? ¿No conocen signos obscenos? Ahora viene lo difícil. La mayoría de estos signos corporales son universales pero alguno, como la mentada de madre, son locales. Si ustedes en su obra de teatro acotan que le mentó la madre, el argentino que la lea en su país o el uruguayo en el suyo, no van a saber cómo hacerlo. En estos casos se deberá anotar la descripción de ese gesto. A continuación deberán describir cinco gestos o movimientos, no importa que sean de los universales, el chiste es hacerlo. Repito que no es fácil. Tómense el tiempo que quieran. ¿Poner la mano frente al cuerpo con la palma hacia arriba? Sí, eso sirve para pedir limosna. Digan sus cinco. Al terminar, sin nombrar el signo léanselo a algún amigo, que él efectúe el movimiento tal como ustedes lo describieron y que al final les diga cuál es. Se van a equivocar una y otra vez. Al final saldrán victoriosos.

Seguiremos con un nuevo ejercicio. Unan el movimiento con el sonido. Esto en la vida diaria es más común. Sí, pongan un dedo sobre la boca y hagan el sonido shhh para indicar silencio. ¡Continúen! Bien. El último ejercicio de esta serie. Se trata de unir el sonido, el movimiento corporal y la palabra. Sí, los tres. Eso es lo que tú haces todos los días y a todas horas. ¿Aplaudir y gritar bravo? Es un buen ejemplo. Lleguen a veinte por lo menos.

Todo lo visto hasta este momento es lo que la mayoría de las personas creen que usamos los seres humanos para comunicarnos y que no existen otros medios. Sonidos, palabras y movimientos, todos ellos usados profusamente en el teatro. Pero faltan, faltan muchos otros. ¿No lo creen?

Los seres humanos nos comunicamos CON LOS CINCO SENTIDOS. Así, con mayúsculas, para que no se les olvide. Con los sentidos nos comunicamos o se comunican con nosotros. ¿A cuál pertenecen la palabra y los sonidos? Por supuesto que al sentido del oído. ¿Y los gestos? Los gestos...Después se los digo. Prefiero ir por partes y ver uno a uno de nuestros cinco sentidos. Al terminar de conocer cómo los utilizamos en la vida común y corriente veremos el modo de utilizarlos en el teatro.

Empezamos con el sentido del oído. Por este sentido se comunican con nosotros con palabras, con sonidos, con ruidos. Nosotros hacemos lo mismo. A la novia le llevamos una serenata, nos ponemos rojos de coraje cuando nos tocan el claxon varias veces, decimos un poema, contamos una mentira. Nuestra comunicación será positiva o negativa. Un insulto será negativo, una palabra de aliento será positiva.


El segundo sentido es el tacto. Un sentido que utilizamos cada vez menos y que es tan importante. A la mujer que amamos la acariciamos, a nuestros hijos les hacemos piojito, a nuestros amigos les palmeamos en la espalda. A los enemigos los golpeamos, los cacheteamos, los pellizcamos, los mordemos. ¿Pero a los demás? A esos no nos atrevemos a tocarlos, menos lo hacemos en las grandes ciudades. Si toco a otro hombre van a pensar que soy maricón, si toco a una mujer, ésta me va a dar una cachetada o me va a insultar. Así que mejor no toco a nadie. ¡Craso error! Al nacer el ser humano tiene un contacto físico total con la madre. Esta lo toca y le acaricia todo su cuerpo, otras colocan el cuerpo desnudo de la criatura sobre su pecho desnudo. Esta es la primera manifestación de amor que entiende el niño, y no sólo de amor, también lo es de protección. Conforme va creciendo las caricias empiezan a disminuir para casi desaparecer en la adolescencia. Ya el padre no acaricia al hijo varón. Al llegar a la vida adulta los acercamientos táctiles han desaparecido casi en su totalidad. Y con esto último perdemos una de las formas más efectivas de comunicación que existen. Tomarle la mano a alguien en un momento de pena será mucho más efectivo que decir mil palabras. Un apretón de manos, un abrazo, una caricia en el rostro, un pellizco de broma, una palmada, una nalgada, un beso, el caminar tomados de la mano o del brazo, el sentir a un futuro bebé tirando patadas al poner la mano sobre el vientre de la embarazada, son formas positivas de comunicación. Negativas son lo que ya dije antes: el golpe, la cachetada, la herida, el jalón de cabellos, una quemadura, etc. La máxima comunicación táctil es el acto sexual, la más negativa es dar muerte a otro con nuestras manos.

Ahora el ejercicio. Pónganse en círculo y tóquense. Tóquense positiva y negativamente. No teman, no se van a volver homosexuales o lesbianas. Toquen para ver si su compañero tiene fiebre, díganle con las manos que no se preocupe, que ya todo pasó; felicítenlo por el premio que le dieron, demuéstrenle su enojo por haber tomado un libro sin autorización.

Continuemos con el olfato. ¿Cómo se les ocurre que nos podemos comunicar con este sentido? Es muy fácil. Con olores. Un perfume de mujer nos comunica que ella nos quiere ser grata o deseable, el olor a una buena comida le dice al marido que su mujer lo ama, un olor a café puede decir al amigo que se le estima. El sentido del olfato es otro que estamos perdiendo a pasos agigantados. La propaganda comercial nos dice que no debemos oler a nada, que el que tenga algún olor es un ser sucio y despreciable. Y así inventan desodorantes para todo el cuerpo, para la casa, para el coche, para la fábrica, para el cine, el perro y el gato. ¡Nada de oler, ni siquiera las flores, para eso las hacemos de plástico! Y este es otro de nuestros grandes errores modernos. Los animales, y nosotros seguimos siéndolo, animales racionales, pero animales, tienen este sentido muy desarrollado, con el detectan alimentos, peligros y aventuras, pero sobre todo detectan a las hembras que están en celo. El olor humano es igual de excitante que el olor que despiden los animales. Es un componente indispensable de la relación sexual. Al perderse estamos propiciando la impotencia o al menos la disminución del placer sexual. ¿Olores positivos? Ya dije que el olor propio del cuerpo, el perfume, la comida, el café, el pan recién sacado del horno, las frutas, las flores. ¿Olores negativos? Todo lo que se pudra. El olor a vómito, a pedo, a sudor rancio, a comida pasada, a mugre, a encierro. Todos estos olores nos comunican cosas ingratas. En broma suelo preguntar a mis alumnos que cuándo nos gusta el olor a pedo. Todos contestan que nunca. Mentira, les digo. El olor a pedo les gusta cuando el pedo es de ustedes mismos, tanto es así que hasta le dan el golpe.

¿Y el gusto? Con él también nos comunicamos y se comunican con nosotros. Una sabrosa comida nos dice mucho de nuestra compañera, una copa de cognac algo de nuestros amigos. Con unos chocolates trato de convencer a una secretaria a que me de una cita con su jefe. Ya con fines eróticos el lamer la piel de nuestra compañera nos dice mucho de ella. Por algo existe esa canción titulada " Sabor a mí ". Los sabores negativos también nos comunican muchas cosas. Ahí está lo que te mereces, nos dice nuestra esposa, al colocar bajo nuestra nariz una comida con mal olor, quemada, apestosa ¡ Fuchi!

Falta la vista, el más importante de lo sentidos de comunicación. Sí, leyó usted bien, el más importante, más que la palabra o algún otro. ¿No lo cree? ¿Tú tampoco? Pues así es y se los voy a demostrar. Pero primero vamos a ver cómo nos comunicamos con la vista. ¿Será haciendo ojitos, viendo feo, poniendo ojos a medio morir? ¿Qué dices? ¿Que cerrando un párpado o poniendo ojos de enamorado? Perdón, no oigo bien. ¿Lanzando miradas que matan? Sí, pero no por lo que tú crees. Comunican los gestos, que eso son todos los que dijiste antes. Si piensas que con la pura mirada puedes comunicar algo te pido que te coloques un antifaz y trates de comunicar algo con el puro ojo. Verás que nada logras, cuando mucho podrás indicar una dirección desviándolo hacia un lado u otro. En cambio el gesto si nos comunica por medio del sentido de la vista. Nosotros vemos a los demás hacer un gesto y lo interpretamos. Lo mismo harán ellos si nos ven a nosotros. La famosa mirada que mata no es más que un gesto que consiste en fruncir la cejas, arrugar la frente, poner la mirada fija, abrir los párpados, apretar la boca, distender las aletas de la nariz, palidecer la piel del rostro y sudar algunas gotas. Sin efectuar todos estos actos no existe la mirada fatal. Los seres humanos nos vestimos, nos arreglamos, nos pintamos, nos hacemos cirugías plásticas, adelgazamos, nos ponemos todos los maquillajes del mundo, arreglamos nuestra casa y nuestro auto para demostrar algo a los demás, para decirles que somos jóvenes, bellos, simpáticos, ricos, sexis, inteligentes, poderosos. Otras veces ponemos cara de pena, escondemos nuestras joyas y nos subimos al Metro para decirle a nuestro amigo que nos perdone nuestra deuda, que soy pobre y no le puedo prestar, que apenas y alcanza para mi familia y para mí. Así ponemos cara de enfermo para que el médico nos dé más días de incapacidad, o sacamos a relucir nuestra verdadera edad para que nos apapachen; también ponemos cara de conquistador, de los que dicen con su actitud “¿No quieres conmigo? Mira lo que te estás perdiendo”. Le ponemos un gesto agrio a nuestro yerno o a nuestra suegra. Sonreímos ampliamente a nuestros jefes, a los periodistas, a los que nos pueden dar cualquier cosa. Yo me dejo el pelo largo, me hago colita y uso arete para que vean que todavía soy joven, que soy de la onda, de la ondiux; yo me visto recatado para que no me falten al respeto.

Al ver por primera vez a una persona, y sin necesidad de que nos la presenten o que hable, nosotros nos vamos a enterar de muchas cosas de ella, como son su edad, su sexo, si es fea o hermosa, si es pobre o rica, si es educada o grosera, si viene a pedir algo, si es simpática o no, si es alta o chaparra, si no es amanerada, si está enferma. En segundos podemos decir si es mexicana o extranjera, si tiene o no buen gusto. Al abrir la puerta de nuestra casa, y al encontrarnos con un extraño, sabremos inmediatamente si le vamos a sonreír o le vamos a cerrar violentamente la puerta, si le vamos a hablar de usted o de tú, si lo vamos a invitar a pasar o lo dejamos en la calle. El, al vernos, también puede saber, mediante un juicio que hace de nosotros, qué nos va a decir: " A este buey me lo hago pendejo" o " Con éste no se va a poder". La información que recibimos por la vista es inmediata y generalmente verídica. La palabra oculta, engaña; la vista, no. Por teléfono yo puedo decir al que me quiera encontrar por primera vez en un determinado lugar que soy joven, alto, bien parecido. Al verme descubrirá que nada de eso es cierto. Dicen, y dicen bien, que una imagen vale por mil palabras. Volvamos a la práctica. El siguiente ejercicio lo deben hacer en grupo. Seleccionen a una persona, de preferencia desconocida y colóquenla en el centro. Examínenla y después digan todo lo que les comunicó por medio del sentido de la vista. No dejen de fijarse en todos los detalles: zapatos, limpieza de uñas, su actitud personal, si se mueve o está inmóvil, si usa anillo de casado, si trae alguna imagen religiosa, etc. etc. Digan si les gustó, si desearían acostarse con ella o él, si les produjo un sentimiento de protección, si creen que es inteligente. Compárenlo con otras personas que pasen al centro. Vean la enorme diferencia entre un joven y un viejo, entre una persona segura y otra insegura, entre una bella y una fea, entre un rico y un nuevo rico. No tengan miedo a decir lo que les comunican. Si la chava que pasen al centro trae una blusa muy ajustada y se arregla muy sexi, por más decente que diga ser, lo que hace es estar provocando y ustedes se lo pueden decir. También le pueden decir a "ese" que sus cadenitas de oro, su Rolex y su teléfono portátil que trae son para apantallar, pero que a ustedes.... ¡No, eso mejor no se lo digan! También es útil que tú mismo pases al centro para que te examinen los demás. Vas a llevarte alguna sorpresa al saber cómo te ven. ¿Qué nadie quiso hacer este ejercicio contigo? Fácil, sal a la calle y fíjate en la gente que pase frente a ti, júzgalos según lo que te comuniquen: éste debe ser carnicero por la fachas, esta mujer debe traer la regla por el modo de caminar; esta, estoy seguro, se acuesta con su jefe, esta vieja es una mocha hipócrita, esta está hecha un cuero, con esta mejor no me meto, esos que vienen ahí se me hace que son ratas. En ese momento más vale que te metas a tu casa.

Sigue otro ejercicio. Colócate frente a un compañero o compañera, hagan gestos y movimientos de comunicación. Si no consigues con quién hacerlos, lo que espero no te suceda, entonces ponte frente a un espejo grande. Vamos a ver...¡ Una sonrisa, una cara de enojado, estás hasta la madre, qué cuete me cargo, me gustas, me duele, estoy tristísimo, se me apareció un muerto. Saca la lengua, infla los cachetes, muestra los dientes, frunce las cejas, tuerce la boca, levanta una ceja, haz un violín con tus dedos en la nariz, haz un gesto de asombro, pon cara de orgasmo, muestra que te estás orinando, que no vienes borracho, que eres muy formal o muy tímido! Bien, es necesario practicar los otros sentidos. Búscate un compañero. ¿Ya? Empecemos, o más bien sigamos, con el sentido del gusto. ¡No! No te lances a lamer a tu compañero de inmediato. Primero dale un dulce, convídale un cigarro, invítale a comer algo sabroso, haz que pruebe un licor. Ahora el beso. ¿A qué te supo, qué te comunicó? ¿Qué? .Mejor sigamos con el tacto. Tócalo en el hombro para llamarle la atención, dale la mano, apriétasela con efusión, dale un abrazo de bienvenida, felicítalo por su cumpleaños, juega con su cabello, dale un beso en la mejilla, un pellizco de broma, una nalgada cariñosa, acaríciale la cara, las manos, los brazos, los...Ahora camina con tu pareja tomados de la mano o del brazo, dale un empujón, juega una lucha libre, manoséala, dale una cachetada para que no te ande faltando al respeto, agárralo a golpes, acarícialo para que se le quite el dolor, llora abrazado a él. Vamos a practicar el olfato. Llévale a tu pareja una taza de aromático café, báñate con esas sales tan sabrosas, huélele el cabello, aspira el olor de la comida que te ofrece tu peor es nada. ¿Qué te parece el olor de este brandy? La palabra, los sonidos y la música no se necesitan practicar pues los usamos en nuestra vida diaria continuamente. Los otros sentidos también los usamos, qué conste, pero la palabra es la única que utilizamos conscientemente para comunicarnos.

¿Qué es lo que dices? ¿Que todo esto ya lo sabías, que hasta los niños lo saben? Sí, los niños lo saben y lo saben mucho mejor que nosotros. Ellos no han dejado de tocarse por miedos o tabúes, ellos se echan un pedo tranquilamente, ellos viven divirtiéndose a costa de los demás, viendo sus defectos. Ellos disfrutan intensamente de los sabores y olores, juegan con mímica, hacen todo tipo de ruidos, se dicen verdades con la palabra. Nosotros no, nosotros vamos aprisionando cada vez más a nuestros sentidos hasta que dejamos de utilizarlos.

Si tienen alguna duda no dejen de escribirme y ¡Hagan los ejercicios!

Tomás

7 comentarios:

  1. Olfato. Hace días que no te duchas, ¿es porque te ha dejado?; vienes de la pescadería, ¿aún trabaja ahí ésa que te gustaba tanto?; has estado con tu amante, dile que la próxima vez no se esche tanto perfume, que tu mujer te va a descubrir

    Tacto. Tienes las manos frías y hoy hace calor, ¿estás enfermo?; el asesino no puede estar lejos, ¡el cadáver aún está caliente!

    Gusto. Gracias por echar ajo en la tortilla, sabes que es así como la hacía mi madre

    Vista. Le falta el guante derecho, el que apareció en la escena del crimen: ¡es el asesino!

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  2. Hola a todos.

    Soy Rafa Martín y reconozco que esto de ofrecer las respuestas para que las lean todos me cohíbe un poco… ya sé: que no hay motivo, que todos aprendemos de todos y tal, pero me cohíbe.

    Confesiones aparte, intentaré ofrecer unos ejemplos de comunicación por cada uno de los sentidos. Creo que es eso lo que nos pide Tomás.

    Olfato: creo que junto al gusto es el más “irracional”, más directo y con menos filtros. Por ejemplo, el olor a incienso me trasporta a lo sagrado en todas sus formas, me sugiere silencio, reverencia y un cierto temor. De mi niñez conservo la capacidad que tiene el olor a enfermería para ponerme nervioso. Por último, el olor de un ramo de flores ya marchitas me sugiere mil imágenes de cementerios, no lo puedo evitar.

    Gusto: quien me conoce sabe que hacerme beber café es predisponerme a la confesión, activa o pasiva. Los besos pueden saber a mil cosas pero si saben a elixir de menta recién aplicado, desconfío, hay compostura y fingimiento, ¿no os parece?

    Tacto: hay un par de acciones que no quieren comunicar nada y sin embargo lo hacen: un masaje profesional de un/a fisioterapeuta o cuando te lavan la cabeza en la peluquería. Reconozco que, al menos yo, tengo que bloquear la conexión entre la sensación de tacto y los significados que se le asocian inconscientemente.

    En el caso del oído y la vista se habrán dicho y pensado ya una gran cantidad de ejemplos. Por mi parte, una de las características que más me sugiere del sonido es el ritmo: puede aportar una gran cantidad de sentimientos, de atmósferas y de ideas apenas sugeridas explícitamente.

    En cuanto a la vista, que ejerce en ocasiones un poder omnímodo y aparentemente racional sobre nosotros, lo que más me suele llegar es la contradicción entre sentidos, por ejemplo, retomando lo del olfato: un gesto claro de masturbación junto a u fuerte olor a incienso, o un ritmo de percusión lento y marcado junto a los gesto de estarse rascando frenéticamente en busca de aquella maldita pulga.



    En fin, espero que sea esto lo que se pretendía si no, sáquenme de dudas que falta me hace.

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  3. Olfato:
    - El olor a ozono y humedad que precede, y después acompaña a una tormenta.
    - El sudor inevitable de la persona que está a tu lado en el autobús público.
    - El aroma lácteo que desprenden una madre amamantando a su hijo.

    Tacto:
    - Pasar la mano en remolinos por la cabeza.
    - Acariciar la espalda y cabeza de tu mascota.
    - Dar un tirón de orejas a quien se a portado mal, ... o a alguien por su cumpleaños.
    - A alguien que te da la espalda le pones las manos sobre sus ojos.
    - Un fuerte abrazo es más significativo que las palabras para demostrar a alguien que le has echado de menos.

    Gusto:
    - Puff........., te has pasado con el picante.
    - Pruébalo con salsa de soja,... y ya me dirás.
    - ¡Con razón el azafrán es una de las especias más caras!

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  4. Oido

    En los restaurantes elegantes se reproduce música clásica en vivo para dar la sensación de lujo a los comensales.

    El cine y teatro utilizan música para realzar la acción de las escenas.

    Se silva a una chica en la calle para decirle que está guapa.

    Vista

    A una entrevista de trabajo se va vestido formalmente para dar una buena imagen.

    Las bailarinas utilizan ropa de colores y diseños exóticos para llamar la atención en los bares.

    Se limpia y arregla muy bien la casa cuando se va a recibir una visita para que crea que así está siempre.



    Gusto

    En los supermercados se ofrece degustación de alimentos para que los clientes se animen a comprar el producto después de estar seguros del sabor.

    A los niños se les ofrecen alimentos dulces cuando se les quiere contentos. Aquí va también algo del sentido de la vista y olfato, porque si el platillo es atractivo y huele bien el niño se mantiene interesado en comerlo.



    Tacto

    Al cargar a un niño sin que lo pida se le demuestra simpatía y cariño.

    Al dar un beso en la mejilla a una persona mayor que no sea allegada a la familia se le demuestra afecto y respeto.

    Cuando alguien llora se le abraza para tartar de consolarle.

    Se muerde suavemente la oreja de la novia o esposa para iniciar el juego sexual.



    Olfato

    En Estados Unidos se recomienda que en las entrevistas de trabajo no se use el perfume o loción con fragancia muy fuerte para evitar el rechazo del entrevistador.

    El marido se baña y se pone la loción favorita de la esposa para indicarle que desea intimidad.

    Se colocan rosas aromáticas para un ambiente romántico

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  5. Hola Tomas y compañeros/as.

    Me quedo con una frase del texto del último capitulo: "nosotros vamos aprisionando cada vez más a nuestros sentidos hasta que dejamos de utilizarlos". Asi es. Uno de mis mayopres impactos, la primera vez que participe en un Taller de Teatro, fue justamente eso. La dificultad de expresarnos con algo más que no fuera la palabra. En el Taller de Teatro trabajamos muchos de los ejercicios de grupo que nos planteas. Aún así, estamos muy atrofiados en cuanto a ejercitar determinados sentidos. Esta sociedad de la prisa y la eficacia, hace que vayamos pasando por la vida como unos automatas.
    Otro ejercicio que hicimos hace poco era el de la máscara, nos colocábamos una máscara blanca, y teníamos que expresar algo. Era increíble, si nos quitan las cejas, el rostro, solo nos quedan los ojillos, sin ningún tipo de gesto. Ahora era el cuerpo el que tenia que comunicar. Fue un ejercicio muy curioso donde se visibilizaba las limitaciones de expresión corporal que teníamos cada uno.

    Olfato:
    - El olor a comidas que se desarrollan en el bloque , dependiendo de la hora que es. A la mañana desayunos, al medio día guisados, a la noche frituras... sin reloj, podría saber, solo con el olor que hora es.

    - Trabajo en un fábrica, soldando. Los vestuarios están a unos treinta metros de mi puesto. Sin levantar la vista de mi trabajo, se cuando ha llegado la "mujer de la limpieza., El olor a detergente y limpiadores embriaga toda la zona.

    Vista:
    - Ella se encuentra al otro lado del bar, habla con sus amigos, yo estoy junto a la puerta, hablo con mis amigos. No se quien es, pero nos hemos cruzado por tres veces la mirada. Se atusa el pelo cada vez que lo hace y yo carraspeo. La ultima vez nos hemos sostenido la mirada por unos segundos. ella ha sonreído.

    Tacto:
    - Yo le di un golpe a la puerta, donde descargue mi ira. Ella me paso su mano, suavemente sobre la espalda, y cuando llegó a mi hombro me apretó con cariño. Rompí a llorar.

    Gusto:
    - Me comenzó a lamer por los brazos. Me dejaba el rastro de saliva al pasar la lengua. Yo atónito, le pregunte si tenia hambre. Ella me dijo que si, con unos ojos brillantes y lascivos. Decidi hacerle un bocadillo. No sé por que me tiro el bocadillo a la cara y se fue enfadada.

    Oido:
    -A la noche en el bosque. Todos los sonidos en la oscuridad suenan amenazantes. Por eso abrace a mi hijo y comencé a contarle un cuento de hadas.

    JOSU CASTILLO

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  6. TERCER CAPÍTULO

    Olfato

    Una colonia especial para una primera cita indica que estamos disponibles, el guiso de cocido de nuestra madre cuando le avisamos de que hoy iremos a comer y sabe que nosotros nunca nos preparamos un buen cocido para nosotros solos nos indica que se preocupa de que nos alimentemos bien, el olor a naranja recién exprimida que precede a la entrada de mi niña guapa en la cocina por las mañanas, la casa de la abuela sin ventilar desde hace tiempo huele a cerrado y nos recuerda que ha muerto, el insoportable olor a tabaco condensado en la sala nos indica la dejadez y la apatía de nuestro amigo desordenadado y sucio.

    Tacto

    Pasar un pluma por la piel como preludio en un juego erótico, una toalla áspera en casa de nuestro ligue de una noche nos reafirma nuestra idea de no volver a coincidir con él en la vida, nos frotamos con un guante de crin para exfoliar nuestra piel y el tacto que deja después, tan suave, nos hace disfrutar con nuestro cuidado, nos sentamos en una terraza y el respaldo metálico de la silla nos da frío y eriza la piel haciéndonos sentir incómodos, nos cogen de la mano cuando estamos llorando para expresar comprensión, cariño y cercanía...


    Vista

    Un broche llamativo, de colores brillantes en nuestra solapa para desentonar del resto uniformado y destacar, pintar nuestra casa, nuestros muebles, de forma que nos transmitan serenidad, o alegría, una coleta muy alta que deja caer el pelo como un surtidor de rizos para indicar lo poco que nos importa llamar la atención, un gran mostacho con las puntas retorcidas hacia arriba dándonos aires de gran señor, pasearnos con un gran perrazo o con un diminuto chucho en brazos deja ver mucho de nuestra personalidad...


    Gusto

    Nos lavamos los dientes para saber rico antes de un encuentro sexual, regalamos un chocolate de lujo, unos bombones a la persona querida para ver cómo lo derrite en su boca despacito, preparamos con mimo un dulce para ofrecérselo a nuestra abuela que viene de visita, un mal día cocinamos cualquier cosa, de cualquier forma, a batalla porque estamos resacosos, cabreados, tristes... y casi ni lo paladeamos.

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  7. Olfato: sudor, un perfume, no lavarse en varios días, tu comida favorita, el olor de tu comida que más detestas, el olor recién duchado, el olor a sexo

    Tacto: un abrazo, una caricia, un puñetazo, una masturbación, un tirón de pelos, un apretón de manos, apretar los dientes, humedecerse los labios, pasar la mano por encima del hombro

    Gusto: el sabor de un beso, algo que te gustó y te relames, saborear un buen vino.

    Vista: un guiño de ojo, boca y ojos muy abiertos, dejar caer los ojos, cerrarlos por completo, mirar hacia arriba, hacia abajo, de reojo

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