domingo, 10 de octubre de 2010

Capitulo XXIII. CARÁCTER CEREBRAL, CORDIAL Y VISCERAL.

CARÁCTER CEREBRAL, CORDIAL Y VISCERAL

Todos los seres humanos nacemos siendo eróticos. La educación, los traumas, la cultura, nuestro físico, nuestras circunstancias nos lo reafirmarán o nos lo cambiarán para llegar a ser tanáticos. Igual sucede con lo cerebral, cordial y visceral. Todos nacemos con respuestas viscerales a cualquier estímulo. Poco a poco podemos cambiar a cordiales o cerebrales. Lo visceral son los instintos; los principales el de la supervivencia y el de la reproducción. Lo cordial son los sentimientos. Cerebral los pensamientos, el análisis. Examinemos un estímulo y nuestra respuesta. Al tener en nosotros tres posibilidades de respuesta debemos saber que generalmente es una de ellas la que predomina en nosotros. Esa constante es la que nos define. Ahora el ejemplo. Estamos asomados a una ventana sin mucho que hacer, de repente camina frente a nosotros una mujer despampanante. Ese es el estímulo. Nos llega, como todos los estímulos, por vía visceral. Nuestra respuesta inmediata, visceral, sería el deseo de acostarnos con ella en ese mismo instante, pero no, subimos el estímulo a la región cordial y lo enriquecemos de sentimiento. “Es hermosa, qué bonitos ojos tiene, se ve dulce" Entonces nos enamoramos y queremos llevarle flores y una serenata. Seguimos subiendo el estímulo, llegamos a la región cerebral. “Se nota que es rica por la ropa que trae, y soltera, de seguro debe estar bien relacionada, creo que me conviene" Según nuestro temperamento será nuestra respuesta. El estímulo ya llegó a todas partes pero nuestra respuesta va a ser diferentes según predomine alguna parte de nuestro cuerpo. Los cerebrales serán los intelectuales, los cordiales los románticos y los viscerales los pasionales. Es fundamental conocer a que estrato pertenecemos pues de ello dependerá en mucho nuestro comportamiento y nuestra forma de ser y de relacionarnos. Entre más viscerales seamos vamos a tener una respuesta más animal, si estamos más evolucionados seremos cordiales y solamente el hombre superior tiene una respuesta cerebral. Entre más bajo sea el nivel de respuesta, mas bajo será en evolución. Lo visceral es erótico, lo cerebral tanático.

Tan importante como es conocernos a nosotros mismos es tratar de conocer a los demás. Eso nos facilitará la comunicación. Si yo soy un ser cerebral y tengo que comunicarme con un ser visceral, debo, por fuerza, que descender a su nivel y hablarle en su lenguaje. Si voy a anunciar un auto en la televisión, tengo que pensar a qué clase de público va dirigido el mensaje. Si pienso que es público visceral, sin cultura, mostraré un auto convertible, de brillante color, estacionado frente al mar y junto a él a una bellísima mujer con la menor cantidad de ropa posible. Si lo quiero dirigir a gente cordial pondré el auto de color azul en un campo florido. Al auto se sube la abuelita, los niños y el perro. Todos sonríen de felicidad. En cambio si lo quiero promocionar en un medio cerebral voy a colocarlo en una ensambladora de autos y voy a enumerar sus ventajas mecánicas, su duración, su bajo precio, sus adelantos electrónicos. Una serie de empleados, muy bien uniformados mientras tanto darán los últimos toques al auto. La música también es importante. Para el anuncio visceral pondremos rock o jazz, para los cordiales música romántica instrumental, para el cerebral música electrónica o simplemente sonidos fabriles. Si nos equivocamos y llegamos a casarnos con una persona diferente en temperamento a nosotros, nos va a ser muy difícil mantener esa relación. Si yo soy cerebral y mi mujer cordial...



YO.- Dónde están los papeles. Los necesito.

ELLA.- No tienes por qué gritarme.

YO.- Nadie te está gritando. ¡Quiero esos papeles!

ELLA.- Ya ves, ya me gritaste otra vez. Se nota que no te importo. Tú, los papeles. Yo, nada.

YO.- No empecemos.

ELLA.- Cómo desearía que un día me buscaras a mí como buscas a esos papeles.

YO.- Son de la oficina. Los tengo que presentar al jefe el día de hoy. ¿No entiendes?

ELLA.- Lo que entiendo es que ya no me quieres. ¿Hace cuánto que no me dices algo tierno?

Y así pueden seguir hablando horas y horas, ella con un punto de vista, él con otro. Ella dirá que él es un ser frío, calculador. El que ella es una cursi, una tonta.

Si tenemos hijos, amigos o simples compañeros debemos saber de que pie cojean, si son de una forma o de otra. Eso si queremos entendernos bien con ellos. También deberíamos saber, a tiempo, en que rango entran los trabajos o profesiones a los que nos vamos a dedicar. Definitivamente las hay cordiales, viscerales o cerebrales. La carrera de enfermería, de medicina, de trabajadora social, de maestro, son básicamente cordiales. Las de matemático, filósofo, ingeniero son cerebrales. Las deportivas, las de danza, actuación, la carrera militar, la de astronauta, son viscerales. No digo con esto que dichas carreras no tengan elementos cordiales, viscerales o cerebrales. Todas los tienen, pero es uno el que predomina. Si soy un ser cerebral y tengo que abrazar la carrera militar voy a sufrir mucho. En cambio si soy un ser muy visceral no podré terminar la carrera de filosofía a la que me metí siguiendo a una rorra que se me antojaba.

El ser visceral al no cumplirse un deseo reacciona con ira para después buscar otro deseo que supla al anterior. El ser cordial sufre intensamente, y por mucho tiempo, el fracaso. El ser cerebral se siente frustrado ante el fracaso, analiza a éste para buscar las fallas.

Repitamos el circuito. Cuando una persona recibe un estímulo lo primero que responde es la zona del bajo vientre, el plexo solar. Ahí se encuentra el sexo y los órganos de la nutrición. Lo que nos da vida y nos permite reproducirnos. De ahí sube a la región cordial, torácica, para enriquecerse de un sentimiento. Nuestro corazón latirá más de prisa al enamorarnos y casi se detendrá por una pena. Sube al cráneo, al cerebro, donde es analizado, juzgado y clasificado. Nuevamente desciende para cargarse de más sentimiento y baja hasta el abdomen para producirnos una emoción. Se puede resumir en la forma siguiente: sensación-sentimiento- clasificación-sentimiento-emoción. Este circuito es prácticamente instantáneo. Algunas veces el estímulo es tan intelectual, tan cerebral, que apenas roza la zona visceral o la cordial.

¿Qué sucede si una madre llora porque su hija llegó tarde y le dice cuanto sufrió esperándola si la segunda es visceral? Esta se reirá de ella. En cambio si se coloca en su zona y le grita o le da una bofetada, es posible que se entiendan.

La primera zona, la alta, es la fuente de conocimientos y la inteligencia. La unión de estos dos nos da el criterio con que escogemos. El actor que pertenezca a esta zona utilizará un tono de voz agudo. La segunda, la intermedia, contiene sentimientos como la ternura, el amor, la tristeza, la nostalgia, la pena. El actor usará una voz más baja que la anterior. La tercera zona es la de la intuición, de la percepción, iluminación, premonición y adivinación. Es el mundo del inconsciente y de los deseos. En esta zona está la inspiración. El actor deberá usar una voz baja. Comparen su respuesta emocional al escuchar a Guadalupe Pineda o a Lola Beltrán.



Adelantándonos un poco podemos decir que la pieza se sitúa en la zona cerebral, el melodrama y la comedia en el cordial y la tragedia y la farsa en el visceral.

Los vicios de carácter también pertenecen a distintas zonas. La soberbia es cerebral, la lujuria y la gula viscerales. La venganza es cerebral ya que se prepara minuciosamente, pero su ejecución se carga de sentimiento y de coraje, o sea que también entran en ella las otras dos zonas. La avaricia es cerebral, el chisme cordial. ¿La envidia? Es cerebral. Las virtudes son cordiales: fe, esperanza y caridad. Las tres se basan en el amor a Dios y a los hombres.

¿De los dramaturgos mexicanos actuales cuáles pertenecen, en general, a cada zona? Juan Tovar, Hugo Iriart, Carlos Olmos, Sabina Berman pertenecen a la cerebral. Emilio Carballido, Willebaldo López, Rafael Solana, Luis G. Basurto a la cordial. A la visceral pertenecemos Jesús González Dávila, Tomás Espinoza, Oscar Villegas, Oscar Liera y yo mismo. Vicente Leñero y Víctor Hugo Rascón Banda transitan de una zona a la otra, predominando la cerebral. ¿ Y de los directores de teatro? Julio Castillo era totalmente visceral como lo es Enrique Pineda y Abraham Oceransky. José Solé y Germán Castillo son cordiales. Ludwik Margules y Luis de Tavira son cerebrales.

De los músicos famosos Wagner es visceral; Chopin, Lizt y Strauss son cordiales. Haydn es cerebral.

Veamos a los críticos de teatro. José Antonio Alcaráz y Gonzalo Valdez Medellín son viscerales. El maestro Solana era cordial como lo es Malkah Ravel. Armando Partida es cerebral.

¿Que también es cerebral Olga Harmony? Sí, pero ocasionalmente. Normalmente es visceral. Entre más viscerales serán más subjetivos, entre más cerebrales más objetivos.

Aún los colores reflejan las zonas a las que pertenecemos. Está escrito que el rojo pertenece a la ira, o sea es visceral, el naranja al sexo, el lila a la homosexualidad, el rosa a la virginidad, lo plateado y dorado a la riqueza, el blanco a la pureza y a la calma, el azul a la melancolía, el verde a la esperanza, el morado a la muerte y a la iglesia, el negro al luto y a la elegancia, el amarillo a la seguridad, el fresa a lo infantil, el gris a la hipocresía y el café a la austeridad y al aburrimiento. Una gente visceral y erótica no se vestirá de gris o café, lo hará de rojo, de amarillo. Un tanático cerebral lo más seguro es que se vista de gris.

El público tiene una marcada preferencia por lo visceral, ya sea en los personajes, ya en sus vicios propios, en las obras de arte o en la crítica. Todos queremos conocer nuestra parte animal. En segundo lugar prefieren lo cordial, el sentimiento. Por eso va al cine a llorar, por eso leen tanta novela rosa o ven telenovelas. Una minoría, generalmente la más preparada y culta, prefiere lo cerebral.

Pero basta de palabrería. Es necesario poner ejemplos teatrales. Empecemos con personajes cerebrales.

EL MENSAJERO.- Ajenos al mundo, se pasean entre las flores ambiguas y aspiran su vaho equívoco, que se extiende como el manto carmesí del delirio y luego se desvanece, sin dejar huella, como las imágenes nocturnas se disuelven en el agua del alba. Y del mismo modo, en el espacio de unas horas, aparecieron y desaparecieron de la mano derecha de Juan- la misma que Beatriz había rozado un día antes- cinco pequeñas manchas rojas, parecidas a cinco flores minúsculas. Pero ellos no preguntan, no dudan y ni siquiera sueñan: se contemplan, se respiran. ¿Respiran la vida o la muerte? Ni Juan ni Beatriz piensan en la muerte o en la vida, en Dios o el Diablo. No les importa salvar su alma ni conquistar riqueza o poder, ser felices o hacer felices a los demás. Les basta con estar frente a frente y mirarse. Uno en torno del otro, como dos estrellas enamoradas. El da vueltas alrededor de ella, que gira sobre sí misma; los círculos que él describe son cada vez más estrechos; entonces ella se queda quieta y empieza a cerrarse, pétalo a pétalo, como una flor nocturna, hasta que se vuelve impenetrable...

(LA HIJA DE RAPACCINI, de Octavio Paz)

¿Quieren otro ejemplo?



INTERMEDIARIA.- En este libro hay imágenes de animales.( Lo abre) Daré noticias de ellos. El perro está inscrito aquí como guardián de la integridad física del hombre que le haya sido designado, único entre la bestias, posee sentido de propiedad, siempre nos dice: "mi casa, mi patio, mi árbol, mi dinero, mi amo, mi amor" . Lo cuida y lo defiende como un avaro, como un apasionado; descubre así ladrones, descubre a pedigüeños, descubre cobradores, y a todos ladra y agrede. “Yo protejo a mi amor y al mundo. El cree que su casa es el eje del mundo. (Otra hoja) El gato cuida la integridad espiritual de quienes considera sus amigos. El recoge las sombras, él expulsa las malas voluntades; hace pequeños sacrificios sangrientos en bien la casa; mata ratones huidizos, aves canoras y pollos asombrados; luego, con la presa entre los dientes realizará un rito. En la noche va a la azotea; analiza los halos, las ondas, los vapores, consulta el aire, se le confían tareas, corre y da gritos, espeluznados, se perpetúa...

(YO TAMBIÉN HABLO DE LA ROSA, de Emilio Carballido)



Examinemos a un personaje cordial. A uno o a varios.



NANA.- Buenos días, Don Silvestre, dichosos los ojos.

SILVESTRE.- Buenas tardes, Lolita. (Saca su reloj y lo ve) Porque ya pasan de las doce. ¿Cómo están las señoritas?

NANA.- ¡ Uy! Muy bien, pero pase usted. (Entran) A ver, deme su sombrero y su bastón.

SILVESTRE.- ¡Pero Lolita! ¿Cómo se va a molestar? ( Se los da)

NANA.- (Recibiéndolos) Démelos usted, no faltaba más.

SILVESTRE.- (Se sienta) Muchas gracias, Lolita, usted siempre tan amable. (Se seca el sudor) ¡Qué calorón!. Completamente inaguantable, dice el periódico que en México llueve y hace frío...ya nadie los entiende... ¿Están las señoritas?

NANA.- (Turbada) Este...no...aún no llegan, fueron a misa de doce, no han de tardar.

SILVESTRE.- ¡Pero qué extraño! Ellas siempre van a misa de ocho, sobre todo los domingos a la misa de las Hijas de María.(Pausa) Las extrañé. (Alarmado) Dígame... ¿ está mala alguna de ellas?

NANA.- No, qué va, si nunca se han sentido mejor. Voy a traerle su taburetito para los pies.

SILVESTRE.- No, no se moleste Lolita, muchas gracias, mejor regreso después de comer cuando repose la comida y duerma mi siestecita... (Silencio) Supe que hace varios días rentaron el cuarto...

NANA.- Sí, a un joven de México, contador del banco, vino desde allá, o lo mandaron, yo no sé, pero muy buena persona, muy decente y bien parecido.

(SEÑORITAS A DISGUSTO, de Antonio González Caballero)



En este momento les propongo un monólogo cordial.

JACINTO.- (Completamente sobrio) Cómo no voy a estarle agradecido si me tendió la mano y me dio trabajo cuando llegué a México...Para qué me quedaba en mi pueblo: allá no más había malos recuerdos. (Pausa) Yo tenía un hijo, ¿sabe usted? El único del que estaba seguro que era mío. Los demás quién sabe, se hablaba tanto de la Rosa. Pero de él sí estaba seguro porque cuando lo hice andábamos lejos de Ixtlán y la Rosa no pudo ver más hombre que yo durante meses y meses. ¡Era el chamaco más vivo del mundo! Se parecía a mí; no era chillón, ni remilgoso, ni pegado a su madre. Se le miraba ya el entendimiento avispado y por eso yo me lo llevaba a explicarle cómo es la gente y cómo es que el sol se deja ver por un lado y se mete por el otro...Una noche me quedé con él en el cerro nomás para cumplirle la curiosidad que el chamaco tenía de ver las estrellas y sentir el frío del monte y oír al coyote. ¡Y cuándo le enseñé a cazar víboras!...

(LOS ALBAÑILES. de Vicente Leñero)



Para terminar dos diálogos viscerales.



BERTHA.- ¿Ya llegaste?

NICOLASA.- ¿ No estás viéndome!

BERTHA.- ¿No te atropellaron?

NICOLASA- ¿Me falta alguna pierna?

BERTHA.- ¿Cuánto gastaste?

NICOLASA.- ¿Cuánto quieres que me haya gastado si sólo me diste tres pesos?

BERTHA.- ¿Y te los acabaste?

NICOLASA.- Completamente.

BERTHA.- Entre tú y el sinvergüenza del marido de Clotilde van a dejarme en la calle.

(CLOTILDE EN SU CASA, de Jorge Ibargüengoitia)



ELVIA.- (Oliendo una prenda de ropa) Huele a vainilla, a lodo, a sangre calentada, a piel sudada; huele a él.

LUCÍA.- ¿No la lavaste? Debe oler a jabón.

ELVIA.- Nada consigue que desaparezca su olor, ni jabones ni vientos, ni aguas de mar o río, esencias de jazmín o de rosas. Mira, huele. (Le acerca la ropa, Lucía la rechaza)

LUCÍA.- No me interesa su olor.

ELVIA.- ¿Estás segura?

LUCÍA.- Sí.

ELVIA.- Pienso lo contrario. (Se descubre el pecho) Mi piel huele a él. ¡Huele mi pecho! (Lucía le da la espalda) ¿No quieres? ¡Huele mi vientre, huele mi sexo! Es su olor junto al mío. ¿Entiendes? ¡El suyo y el mío! Olores confundidos en uno solo igual que se confunde su cuerpo en el mío.

LUCÍA.- ¡Mentira!

ELVIA.- ¿Mentira? (La toma de los hombros, le da media vuelta para tenerla frente a frente. Se desnuda el pecho totalmente) ¡Huele mi piel y olerás la suya, obsérvala y verás las huellas de sus dedos, de sus uñas, de sus dientes. Mira estas heridas. (Se toma un seno y lo muestra) ¡Son heridas de amor!

LUCÍA.- (Trata de salir) ¡No es verdad, no lo es!

ELVIA.- ¿No quieres verlas?... ¡Contesta!

LUCÍA.- ¡Basta!

ELVIA.- (Vistiéndose) Eso es. ¡Basta. Basta! ¿Entendiste? ¡Marco es mi marido!

LUCÍA.- ¡Es mi padre!

ELVIA.- No lo tratas como tal, lo tratas como hombre.

LUCÍA.- Lo es.

ELVIA.- ¡Pero no para ti, no para ti!

(GALOPA, GALOPA, de Tomás Urtusástegui)



Ejemplos de lo que puede ser cerebral, cordial y visceral los encontramos con facilidad en nuestras canciones.

Comencemos con las cordiales que son la mayoría.



Cuando un amor se va,

¡qué desesperación!...

Cuando un cariño vuela

nada consuela mi corazón.

Dan ganas de llorar,

no es fácil olvidar

al querer que nos deja

y que se aleja sin compasión.

No puedo comprender

qué cosa es el amor

si lo que más quería,

el alma mía me abandonó.

Pero no hay que llorar,

hay que saber perder,

lo mismo pierde un hombre

que una mujer.

(HAY QUE SABER PERDER, de Abel Domínguez)

¿Están de acuerdo en seguir con una canción visceral que nos duela?

Creibas que no había de hallar

amor como el que perdí,

tan al pelo lo jallé

que ni me acuerdo de ti.

Una sota y un caballo,

burlarse querían de mí.

¡ Ay! ¡Malaya quién dijo miedo

si para morir nací!

Amigos, les contaré

una aición particular,

si me queren, sé querer,

si me olvidan, sé olvidar

y un orgullo sólo tengo

que a naiden le sé rogar.

¡Ay! que la chancla que yo tiro

no la guelvo a levantar.

(LA CHANCLA, de Alfonso Esparza Otero)

Canciones cerebrales hay menos. La mayoría hablan de amores y desamores, las cerebrales tendrían que hablar de otros tópicos. Veamos una de Luis Arcaraz.

El que pierde una mujer

no sabe lo que gana,

pues si se nos va un querer

otro vendrá mañana.

Dale amor a una mujer

y verás cómo te paga:

o te engaña o te empalaga

o se busca otro querer.

El que no quiera sufrir

que se mire en este espejo,

yo nomás doy el consejo

por sí lo quieren seguir...

(EL QUE PIERDE UNA MUJER)

Seguimos con una tarea para ustedes. Escriban diálogos cortos entre personas cerebrales, cordiales o viscerales. Mézclenlas. Improvisen escenas con estos tipos de personajes. Piensen cómo caminan, cómo hablan, cómo se visten.¿ Qué esperan para hacerlo?

Volvamos a la trayectoria. ¿Será posible que un personaje silueta pueda llegar, en una obra de teatro, a ser un personaje carácter? Por supuesto que sí. En la primera escena entra junto a un grupo de personas. Con ellas permanece sin hablar ni hacer nada unos minutos. Es una silueta. De pronto habla, nos damos cuenta que es un obrero por su vestimenta y por su lenguaje. Ya se volvió tipo. Se convierte posteriormente en un líder, lucha, ve que su causa está perdida, abandona la lucha y su trabajo, se va del pueblo derrotado. Ya es un carácter. Otra pregunta. ¿Será posible que un personaje carácter, en una o obra de teatro, pueda llegar a ser silueta? ¡Jamás! Un personaje carácter es un ser complejo, con vicios y etc. etc. Sería imposible que si ya lo conocemos como un ser tanático, avaro, que estafó a la familia, regrese en otra escena a ser un tipo y después una silueta. Eso puede suceder en la vida real. Yo soy todo un carácter, en la calle seré una silueta y en mi trabajo un tipo. En el teatro esto no es posible. Por ejemplo, si ya conocemos a Cesar, el del GESTICULADOR y sabemos de su engaño, de lo que piensa y hace, jamás será en el tercer acto un desconocido. Siempre seguirá siendo Cesar. Un autor, por error, puede quitarle importancia y hasta desaparecer a un carácter. Pero repito que será error del autor y el público no se engañará.

Ya estudiamos todos los personajes teatrales. Podemos agregar algunas generalidades acerca de ellos.

Los personajes deben ser siempre congruentes consigo mismos, con su edad, su posición social y cultural, con el género y estilo de la obra, con la situación. A un personaje de pieza no se le debe hacer que se eche un pedo, a uno de farsa sí.

Los personajes caracteres generalmente toman una decisión que les hará cambiar su vida. Nora se va de su casa, a Cesar lo matan.

Gené dice: " Los personajes deben establecer un vínculo fuerte entre todos, deben poder ser modificados, deben establecer una lucha de opuestos en permanente crisis y accionar de tal manera que la intensidad dramática crezca gradualmente"

A los personajes carácter les corresponde, de las elementos del diálogo teatral, el carácter. Ya dijimos que a los tipos les corresponde el color.

Ahora una pregunta personal a cada uno de ustedes. ¿Qué clase de personaje creen ser? ¿Una silueta, un tipo o un carácter? Ya sé que todos respondieron que carácter. Es posible, pero lo que sí es seguro es que todos somos tipos. Un noventa o noventa y cinco por ciento de nuestra vida la vivimos como siluetas o tipos. Carácter seremos en un momento y en medio de un grupo muy limitado. Normalmente seremos el transeúnte, el maestro, el padre, el esposo, el hijo, el médico, el cura, el abuelo, el viejo, el niño, el policía, la prostituta, el cartero, el amigo, el extranjero, el norteño. Aún para los más cercanos somos tipos: padre, madre, hijo, nieto, yerno, suegra, amigo. Como tales nos comportamos. Y si todos somos tipos lo más natural es que sean estos personajes los que podamos trabajar mejor en el teatro.

Una última idea sobre los personajes caracteres. La tragedia del ser erótico es no poder evitar el reto y con ello permitir que lo destruyan. La tragedia del tanático es el estupor. La destrucción del erótico provoca horror, la del tanático compasión.

No olvidar que todos nosotros, y los personajes también, somos animales de costumbres. Somos así por la razón de que esto nos da seguridad. Si nos sentamos siempre en la misma silla del salón de clases nos da seguridad que nuestro vecino no nos van a molestar, que ahí el profesor no ve si saco un acordeón, que durante la clase me puedo echar un sueñito sin que se note.

Otro dato importante es que nosotros, y los personajes, actuamos debido, en mucho, por obedecer a nuestros instintos primarios: el de conservación, el de reproducción, el de poder, el de libertad, el del conocimiento.

2 comentarios:

  1. Felicidades por el Blog! Soy estudiante de Literatura y me ha encantado cada una de las entradas. Muchas Felicidades. Saludos desde Chiapas.

    M*

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  2. poco se ha caminado por la senda de la pe rsonalidad tal es asi que tan poco nos conocemos a nosotros mismos y a los demás guias como usted es muy necesario para la comprensión y la paz de la humanidad

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